martes, 23 de octubre de 2012

SI, A ELLOS TAMBIEN

Alberto Hortigón se asustó, de verdad, hace siete años. Un amigo de la infancia le había comentado que tenía un bultito en el pecho. Alberto también lo tenía. Este colega le dijo que había ido a hacerse unas pruebas y que tenía cáncer de mama. Alberto le miró raro. «Yo desconocía, como muchos hombres de este país, que pudiéramos tener cáncer de mama», asegura este pacense de Jerez de los Caballeros. Con el miedo metido en el cuerpo, se marchó al médico de cabecera para que le hiciese unas pruebas. No le detectaron nada y le comentaron que podía ser un bultito de grasa. Desde 2006 y hasta 2008 continuó haciéndose las pruebas. No le dijeron ni una palabra, hasta que la casualidad quiso que su vida cambiase el «30 de junio de 2010».
A su mujer le detectaron unas microcalcificaciones en una revisión rutinaria. Alberto aprovechó la ocasión para enseñarle el bulto a los profesionales médicos, que le hicieron una ecografía. «Creen que no es cáncer pero para confirmarlo me tienen que hacer una biopsia. A mí se me cae el mundo encima», comenta Alberto. En veinte días ya le operan y le confirman que tiene los ganglios afectados. De esta manera, este pacense de 48 años se convirtió, como su amigo, en dos de los pocos hombres que padecen cáncer de mama. Según el Grupo Español en Investigación de Cáncer de Mama (Geicam), solo el 0,6% de los casos son masculinos. «Un hospital grande ve uno o dos casos al año mientras que de mujeres atiende entre 350 y 450 casos en el mismo periodo», apunta el doctor Miguel Martín, presidente del Geicam.
A continuación, Hortigón comenzó las sesiones de quimioterapia y radioterapia, que duraron seis meses. Unos procesos que eran idénticos a los que recibían en Badajoz sus compañeras. «Lo que estamos haciendo es extrapolar todo lo que hemos aprendido con el cáncer de mama femenino al masculino. Se trata al masculino igual que al femenino. ¿Esto es correcto? Metodológicamente es criticable pero en la práctica hemos visto que funciona», argumenta el doctor Martín. «Varios estudios genómicos recientes han demostrado que los dos cánceres son muy parecidos, lo cual hace que sea razonable tratarlos como si fueran parecidos: cirugía, hormonas, quimioterapia y radioterapia», añade el galeno.
Un proceso que Alberto confiesa que vive en tensión por miedo a que en una revisión se le detecte una metástasis. «Lo tienes en la cabeza». Como a su amigo, que falleció cuando se vieron afectados los pulmones. «A mí me lo cogieron a tiempo», repite de forma constante Alberto, quien insiste en la necesidad de una mayor información. «El hombre desconoce este asunto. Hay enfermedades que son propias de los hombres y otras de las mujeres. Pero esta no. Es de los dos. Lo que pasa es que a las mujeres les hacen unas revisiones que a nosotros no», insiste el enfermo. «El índice de supervivencia es igual o superior incluso cuando se ajusta por estadios. Es decir, un estadio 1 es mejor el masculino que el femenino. Lo que pasa es que a los hombres con cáncer de mama se les diagnostica tarde porque no creen que a ellos les pueda ocurrir», añade el doctor Martín.
Dar el paso
Las cifras de incidencia hacen muy difícil que los hombres entren en los programas de cribado. Seguir las mismas pautas que las mujeres -palparse el pecho en busca de anomalías- es una de las recomendaciones de la Federación Española de Cáncer de Mama (Fecma). Esta organización, que aglutina a 38 asociaciones locales, provinciales y autonómicas con cerca de 40.000 personas, también ha visto pasar por sus oficinas a hombres enfermos pero que se sienten extraños. «Necesitan más atención porque se siente incómodos y es normal», apunta Montserrat Domènech, vicepresidenta de Fecma. A los pocos que han tratado, «aunque en cada asociación hay alguno», les cuesta abrirse y hablar sin tapujos de su enfermedad.
«Necesitan un soporte psicológico. Cuando vienen no aguantan mucho, la verdad. Les cuesta abrirse», apunta. A Alberto no le pasa eso. Colabora con la Asociación Española Contra el Cáncer cuando puede. «Y estoy perfectamente. Del carajo», añade

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